El sector de la piscina apuesta por la sostenibilidad y presenta avances tecnológicos que permiten un mayor ahorro de agua.

Una de las ponencias más esperadas de las Jornadas Técnicas Piscina BCN, que se celebra del 17 al 20 de octubre de 2007, será la que pronunciará el director técnico de AstralPool, David Tapias, sobre el consumo de agua de las piscinas. Tendrá lugar el miércoles, 17 de octubre, a las 12.15 h.

España ocupa la segunda posición del mercado europeo de piscinas y tiene un parque aproximado de un millón de unidades construidas. Se calcula que en el resto del mundo existen más de doce millones. Teniendo en cuenta estos datos, es obvio que un uso racional del agua de las piscinas es imperativo para una sociedad sostenible. La ciencia y la industria actual trabajan para este fin y el sector de la piscina desarrolla nuevos diseños y productos.

Para que una piscina tenga un consumo mínimo de agua es necesario que esté correctamente filtrada y balanceada químicamente, y que se realice un buen mantenimiento de los equipos y del propio vaso de la piscina. Es fundamental la utilización de cobertores – manuales o automáticos – para reducir una parte importante del consumo de agua que provoca la evaporación. Una piscina a 26º C, por ejemplo, puede evaporar una media de 9 lts/m2 por día. Este valor varía en función de la temperatura del agua, la temperatura y humedad relativa del aire, la altura, y de la presencia y fuerza del viento. La utilización de un cobertor puede reducir esta pérdida en más de un 70%, según fuentes del sector.

Cabe destacar también la importancia de disminuir el impacto en el consumo del agua del lavado de los filtros, ya sea utilizando sistema de filtración de bajo consumo de agua, o bien reutilizándola. Además, con un mantenimiento correcto durante el período de hivernaje se evita el vaciado de la piscina.

Otro factor muy importante del agua es su contaminación. Es bien conocida la problemática del cloro y sus subproductos, pero la humanidad le debe mucho a este elemento, ya que desde que Alemania lo utilizó por primera vez para la desinfección del agua en 1884, se erradicaron todas las enfermedades derivadas por la transmisión de ésta, salvando millones de vidas humanas. De todos modos, la industria del sector ha estudiado, desarrollado y fabricado elementos y procedimientos que minimizan esta problemática a límites nada preocupantes. La utilización de tecnologías como la desinfección por radiación ultravioleta, la electrolisis de la sal o el ozono para disminuir estos subproductos y lograr la máxima desinfección está al alcance de la mayoría. Es mucho más preocupante la contaminación que se produce por tirar en el desagüe los aceites de cocina, los productos de limpieza, aguarrás, pinturas, disolventes etc., que cualquier usuario utiliza cotidianamente, ya que dificultan enormemente los trabajos de las depuradoras y su impacto en el medio es muy negativo.

 

 
 
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