Las instalaciones en los edificios proporcionan los servicios necesarios como son la electricidad, agua, gas, calefacción, refrigeración, ventilación, servicios de telecomunicaciones, automatización y control, seguridad y accesibilidad. En una construcción sostenible, es necesario que estas instalaciones aporten un ahorro energético y un aumento en la eficiencia energética.

El ahorro energético se fomenta a través de la iluminación de bajo consumo, como son los LED, o de ciertos sistemas de ventilación, refrigeración y calefacción, así como con la incorporación de nuevas tecnologías que aumentan el rendimiento energético de los ascensores, o de sistemas de monitorización y otros dispositivos y automatismos que controlen las necesidades en cada momento dependiendo de la franja horaria o del número de usuarios, minimizando un uso innecesario de las instalaciones. De la misma forma, con el uso de ciertos dispositivos es posible conseguir una gestión sostenible del agua que minimice su consumo. Por ejemplo, mediante los sistemas de recogida del agua de lluvia para usos que no necesiten de agua potable, como el riego.