E.ON y la Fundación Botín han puesto en marcha una colaboración mediante la cual los nuevos Jardines de Pereda de Santander, que han doblado su extensión gracias a la remodelación realizada con motivo de la construcción del Centro Botín, contarán con unos juegos infantiles únicos en España por su diseño y vinculación al mar y a la importancia de la eficiencia energética. Esta colaboración fue presentada por el director general de la Fundación Botín, Íñigo Sáenz de Miera, y por el presidente de E.ON en España e Italia, Miguel Antoñanzas.
Se trata de una nueva zona de juegos diseñada con un planteamiento innovador con el fin de estimular la imaginación y la creatividad de los niños en línea con las actividades que se desarrollarán en el Centro Botín, al tiempo que aprenden sobre la importancia del uso eficiente de la energía y toman conciencia de cómo ellos mismos pueden generarla. La dotación de este espacio ha sido posible gracias al patrocinio de la compañía E.ON, que muestra así su apuesta por la región en general y por este proyecto de los Jardines de Pereda en particular, que podrán disfrutar todas las familias.
El Centro Botín, que la Fundación Botín construye en Santander, contribuirá a través de las artes a desarrollar la creatividad capaz de generar riqueza económica y social. El proyecto, obra del estudio Renzo Piano Building Workshop, en colaboración con Luis Vidal y Arquitectos, tiene como objetivo crear un espacio para el arte, la cultura y la actividad formativa y generar un nuevo lugar de encuentro que una el centro de la ciudad con la bahía.
Para ello, tan importante es el edificio como los espacios públicos que surgen a su alrededor y entre los que destacan los Jardines de Pereda, que doblan su extensión actual gracias al túnel para el tráfico. Los Jardines de Pereda, construidos en 1905 y remodelados en varias ocasiones, han sido rediseñados por el paisajista Fernando Caruncho, que ha aumentado la superficie vegetal. La nueva zona para niños incluida en los jardines, cuyo diseño ha sido ideado por el estudio de ingeniería Playoffice, se ubica en su lado sur, junto a la cafetería, y tendrá una superficie practicable de juego de 800 metros cuadrados, con un planteamiento innovador, que persigue estimular, a través del diseño general y de la elección de los juegos, la imaginación y la creatividad de los niños.
La Fundación Botín y E.ON han estado de acuerdo en conformar una zona de juego novedosa, atractiva y divertida para niños de cualquier edad que además contribuya a su desarrollo tanto físico como emocional, cognitivo, social y creativo. De concepción moderna, supera concepciones anticuadas sobre las áreas de juego e integra elementos que nunca antes se habían colocado en zonas de juego en España, como “la Ola”, una gran estructura metálica y con cuerdas que integra diferentes juegos y propuestas. Toda
Planteamiento y objetivos de la zona de juegos.
Este espacio se plantea como un gran todo, no hay áreas o espacios compartimentados, se vive el conjunto y se debe circular libremente por toda su superficie. Combina actividades clásicas como columpiarse o deslizarse con multitud de actividades más libres, como saltar, trepar, mantener el equilibrio, colgarse, gatear o arrastrase. Los elementos permiten, en definitiva, comportamientos más imprevisibles.
El suelo se conforma como un gran protagonista, mediante su color y topografía que estimula al juego. Todo el diseño y la superficie está pensada para que el niño colonice todos y cada uno de los elementos que contiene. Introduce nuevas estructuras que permiten a los niños crear sus propios circuitos. Más allá de columpiarse o deslizarse, pretenden ser un reto para la imaginación de los niños y un estímulo para su juego en equipo.
La elección de los juegos y su cuidada ubicación persigue también una valoración estética de la zona. A partir de un entorno tan privilegiado, los juegos tratan de cumplir su función lúdica y de convertirse al mismo tiempo en un atractivo visual y paisajístico más, a añadir al conjunto del proyecto. Se trata, en definitiva, de contribuir a una imagen global de alta calidad estética, que busca la estimulación creativa de sus usuarios más pequeños.
El uso del color de forma conceptual y coordinada en todos los elementos ayuda a evocar alguna característica del lugar en el que se ubican, sobre la ciudad, su cultura o hechos históricos, en este caso, la relación de la ciudad con el mar.
El elemento central de los juegos es La Ola, que por su diseño, colores y materiales trata de evocar a su manera el paisaje y los elementos marinos tan característicos de la ciudad y a energía mareomotriz. El resto de juegos, como el Laberinto de Algas, el Carrusel-Boya o el Mar de Esponjas, y el tratamiento del suelo, inciden también en esta idea.
Una referencia a la eficiencia energética
El proyecto incluye un juego diseñado específicamente para trasmitir de manera muy práctica la importancia de las energías renovables. Se trata del Carrusel, que incorpora una boya con iluminación en el centro. Al hacerlo girar, con su impulso, los niños consiguen activar la luz.
La idea es que los niños comprueben instantáneamente y de primera mano cómo su movimiento es capaz convertirse en electricidad. El Carrusel incorpora dos paneles fotovoltáicos para asegurar su autonomía y un panel explicativo que detalla el proceso y la reflexión propuesta.