En España existen ya más de 100.000 m2, con más de 350 edificios o viviendas, certificados bajo el estándar Passivhaus, según ha contabilizado la asociación sin ánimo de lucro Plataforma de Edificación Passivhaus (PEP). El 70% de los 100.000 m2 certificados corresponden a viviendas plurifamiliares, es decir, 290 viviendas.
Según la Plataforma, el 23% de la superficie certificada corresponde a proyectos terciarios entre los que destacan edificios de oficinas, hoteles, una biblioteca, un palacio de congresos, un edificio para la administración, un centro dotacional, dos casas rurales y un edificio comercial.
Diferencias entre comunidades
La Plataforma señala que existen diferencias respecto al avance de este estándar entre comunidades. Según el balance que hace PEP, País Vasco, Navarra y Aragón están bastante más avanzadas y lideran su implantación tanto en edificación pública como privada. En el caso de Andalucía, durante mucho tiempo ha sido una comunidad con bastantes reticencias, debido al falso mito de que el estándar era solo para climas fríos, según indica PEP, pero no obstante, el ritmo de certificación se ha incrementado considerablemente en los últimos tiempos. De hecho, el primer edificio certificado en España fue en Escúzar (Granada). Por el contrario, según la citada fuente, Castilla-La Mancha y Extremadura, son las zonas españolas más rezagadas en la materia.
Una edificación pasiva, según explica PEP, es un tipo de construcción enfocada a la máxima reducción de la energía necesaria para su climatización, logrando mantener una temperatura constante y confortable mediante la optimización de los recursos existentes. Los principios básicos para el diseño y la construcción bajo el estándar Passivhaus son el aislamiento térmico de gran espesor, ventanas y vidrios de altas prestaciones, ausencia de puentes térmicos, ausencia de infiltraciones de aire no deseadas y ventilación mecánica controlada y continua con recuperador de calor para responder a los criterios de salubridad que exige la normativa.