Fruto de un proyecto de investigación y desarrollo, y recuperando materiales y soluciones constructivas tradicionales, el Grupo de Investigación Aedificatio de la Universidad de Alicante ha diseñado el hotel-cueva ‘La Herradura‘, cuya primera fase de ejecución acaba de iniciarse. Un proyecto de rehabilitación de más de 70 viviendas-cueva para uso turístico en el Altiplano de Granada, en la localidad de Huéscar.

La construcción se basa en la eficiencia energética, soluciones urbanísticas sostenibles y la integración social con el entorno.
En dicho proyecto han participado profesionales de las universidades de Alicante, Granada, Milán, Nueva York, La Habana y Bogotá. Ha contado con la colaboración de autoridades municipales, autonómicas y nacionales, y con financiación europea. El objetivo de los expertos ha sido poner en valor este patrimonio histórico y crear un referente de vivienda-cueva conectado con la actual normativa de edificación y cambio climático.
Compromiso con la naturaleza y la tradición
El hotel ‘La Herradura’ contempla el compromiso de constituirse como un conjunto habitable resiliente y de bajas emisiones, fundamentadas en las propias características de eficiencia energética de la vivienda-cueva y, a su vez, complementadas con nuevas tecnologías desarrolladas en colaboración con universidades europeas y americanas.
La vivienda-cueva ofrece un gran aislamiento térmico favorecido por el propio terreno. La temperatura en el interior oscila entre los 17 y 24 ºC, lo que significa que se necesita poca energía para mantener un ambiente de confort en el interior.

El proyecto contempla soluciones para ser eficiente en la construcción de cuartos húmedos (cocina y baños) que convencionalmente se añaden a la cueva original. Estas construcciones son proyectadas con adobe y tapial (construcción en tierra) como solución técnica para conservar el aislamiento.
En sus múltiples diseños, la construcción de este hotel-cueva se basa en la eficiencia energética, la accesibilidad universal, soluciones urbanísticas sostenibles, y la integración social con el entorno habitado. Contempla la utilización de materiales autóctonos y tradicionales como el adobe, yeso, cal o el esparto. “Todo ello hace que el coste energético en la fabricación y transporte sea casi nulo”, según indica Antonio Jiménez, profesor del Departamento Edificación y Urbanismo de la UA.
Entre otras tecnologías, el equipo internacional de profesionales ha apostado por la implementación de sensores para medir calidad del aire, temperatura, humedad, y sensores de movimiento para prever el posible colapso estructural. Por otro lado, gracias a la utilización de BIM, el hotel se convierte en un documento con información arquitectónica, constructiva, sociológica e histórica.