El Centro Común de Investigación (JRC) de la Comisión Europea ha publicado el informe ‘European Indoor Radon Maps 2024’, una actualización exhaustiva de los datos de gas radón en interiores en Europa. El documento, elaborado en el marco del proyecto Remon, presenta los últimos Mapas Europeos de Radón en Interiores (EIRM). Estos mapas se publican periódicamente desde 2018 y recopilan las mediciones realizadas en las plantas bajas de edificios residenciales, mostrando el número de lecturas y la concentración media en celdas geográficas de 10 km de lado.
El informe confirma que el radón, un gas radiactivo natural procedente de la desintegración de elementos presentes en el suelo y algunos materiales de construcción, constituye el principal riesgo de exposición a radiación ionizante en espacios cerrados. Las plantas bajas y sótanos de viviendas y centros de trabajo son especialmente vulnerables debido a la limitada ventilación continua.
La exposición crónica a concentraciones elevadas está asociada con un incremento significativo del riesgo de cáncer de pulmón, relación respaldada por un fuerte consenso entre organizaciones sanitarias nacionales e internacionales.
Más de 1,35 millones de mediciones en 38 países
La edición 2024 incorpora más de 1,35 millones de mediciones recogidas en unas 31.000 celdas de 10 km por lado, procedentes de 38 países europeos y vecinos, dos más que en 2021. El aumento del volumen de datos refleja un mayor esfuerzo de monitorización: el número de mediciones crece desde 1,1 millones en 2021, y la media por celda pasa de 40 a 43. Este incremento se registra en 15 países, con variaciones de hasta el +255%, y la medida ajustada por densidad poblacional aumenta en el 42% de los países participantes.
El informe repasa las disposiciones clave de la Directiva 2013/59/Euratom, que obliga a los Estados miembros a establecer niveles de referencia para la concentración diaria promedio anual de radón en interiores, con un máximo de 300 Bq/m³, salvo circunstancias nacionales específicas. La normativa también exige: mediciones obligatorias en lugares de trabajo, viviendas y edificios públicos; identificación y delimitación de áreas con altos niveles de radón; e implementación de planes nacionales de acción con medidas preventivas en nuevas construcciones y estrategias de mitigación en edificios existentes.
Metodología y evolución de los mapas
El JRC coordina la consolidación y armonización de datos procedentes de mediciones a largo plazo en plantas bajas. La información se agrupa en la cuadrícula europea de 10×10 km, donde se calculan indicadores estadísticos como media aritmética, media geométrica, mediana, máximos y mínimos, además del número de mediciones. La participación ha crecido de seis países en 2007 a 38 en 2024, ampliando la cobertura y la consistencia de los datos. Las actualizaciones se realizan cada tres años para detectar tendencias espaciales y temporales.
El análisis revela un aumento general del volumen de mediciones y mejoras en la cobertura. Las medias aritméticas y geométricas por país muestran fluctuaciones dentro de los márgenes de incertidumbre, sin cambios drásticos. El informe confirma que la distribución de valores es sesgada y no gaussiana, lo que justifica el uso de la media geométrica como indicador complementario.
En relación con los niveles de referencia, el porcentaje de celdas con medias superiores a 100 Bq/m³ (umbral de riesgo según la OMS) y 300 Bq/m³ (nivel máximo europeo) presenta un ligero aumento en la mayoría de países entre 2021 y 2024, aunque algunos registran descensos significativos. Estas variaciones evidencian dinámicas regionales heterogéneas y diferentes niveles de eficacia en las medidas de mitigación.
Relevancia de los datos y disponibilidad
Los mapas actualizados muestran la distribución espacial del radón en interiores en Europa, así como la densidad y número de mediciones por región. Esta información es clave para las autoridades nacionales responsables de regular la exposición y aplicar estrategias de mitigación.
El informe concluye que, pese a la mejora en la monitorización y la ampliación de cobertura, persiste la preocupación por la exposición al radón en interiores. El JRC destaca la importancia de mantener y reforzar las estrategias de control, investigación y comunicación de riesgos, así como la cooperación entre países y la actualización periódica de los datos para una gestión eficaz basada en evidencia científica.