Comunicación presentada al II Congreso Edificios Energía Casi Nula:
Autores
- Abelardo Gutierrez Suanzes, Director I+D+i, Prodisei Technologies S.L.
- Alfredo García Rubio, Director Proyectos, Prodisei Technologies S.L.
- Luis Albert Ferrer, Responsable Sistemas Gestión, Prodisei Technologies S.L.
Resumen
La inmótica, no sólo contribuye de manera significativa al objetivo de eficiencia energética, sino que es capaz de gestionar todas las funcionalidades de un edificio logrando que las labores de mantenimiento estén centralizadas. La integración de todos los sistemas bajo una única plataforma de supervisión es fundamental para mejorar cualitativamente la eficiencia de gestión de cualquier infraestructura. Además, se reducen costes económicos y la calidad de la gestión se mantiene en el tiempo. Si no se dispone de un servicio de mantenimiento preventivo, la calidad de la gestión se verá comprometida a corto plazo. La inmótica supone una optimización decisiva en la gestión y mantenimiento de cualquier tipo de infraestructura.
Introducción
La aprobación de la Directiva 2012/27/UE relativa a la eficiencia energética ha supuesto un compromiso decidido de la Unión Europea para asegurar la sostenibilidad futura de los recursos energéticos. Así, todos los estados miembros deben establecer programas nacionales de eficiencia energética y trasponer la Directiva a sus respectivos ordenamientos jurídicos para antes del 5 de junio de 2014.
Entre los ámbitos de actuación preferente, el parque inmobiliario constituye uno de los núcleos de mayor potencial de ahorro energético, estableciéndose medidas concretas en los Artículos 4, 5 y 6 de la Directiva Comunitaria. De esta forma, hay un compromiso de los Estados en que los edificios públicos se conviertan en referentes para la sociedad en lo que concierne a su gestión energética a partir de 2015.
Según estudios realizados en 2011 por el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE) los principales consumos energéticos en los edificios se encuentran en los sistemas de climatización (59%) y de iluminación (28%) según se refleja en la Figura 1. Por tanto y en primera instancia, los principales esfuerzos para conseguir una reducción significativa de costes en el sector inmobiliario existente deben centrarse en la adopción de medidas de eficiencia a través de la renovación tecnológica de equipamiento obsoleto y mediante una gestión eficiente de los sistemas de iluminación y clima con plataformas inmóticas que automaticen y supervisen tanto sus funcionalidades como el funcionamiento del resto de sistemas del edificio (audiovisuales, control de accesos, alarmas técnicas etc.).
Pero, sin lugar a dudas, el mayor ahorro de costes en la gestión de los edificios a medio y largo plazo radica en disponer de un plan de mantenimiento adecuado que preserve las prestaciones del edificio durante toda su vida útil. Esto es lo que se denomina gestionar los activos de un edificio basado en el Coste del Ciclo de Vida (CCV).
El CCV comprende los costes totales (recurrentes y no recurrentes) que se incluyen en el diseño, proyecto, construcción, mantenimiento, rehabilitación y, en su caso, demolición a lo largo de la vida del activo. Minimizar el CCV hace que el balance de la gestión del edificio sea óptimo. En la Figura 2 se muestra una distribución de costes durante las distintas etapas del ciclo de vida del edificio según se establece en la norma ISO 15686-5:2008 Buildings & constructed asset – Service life planning- Part 5: Life Cycle costing.
Se observa que las etapas de mantenimiento y rehabilitación del edificio suponen más del 50% de los costes totales durante la vida del edificio. Por tanto, una gestión planificada a través del establecimiento de una metodología clara y rigurosa se hace imprescindible para optimizar la sostenibilidad del edificio a lo largo del tiempo.
Materiales y Métodos
Para poder abordar una gestión planificada del funcionamiento de un edificio es necesario, en primer lugar, calcular los costes relacionados con su demanda energética en función de los sistemas que integra. Así, la Norma UNE-EN 15459 (Eficiencia energética de los edificios) proporciona un método de cálculo para la evaluación económica de los sistemas relacionados con la demanda energética y el consumo de energía de cualquier tipo de edificio.
Pero es fundamental la existencia de un marco metodológico normalizado para realizar un estudio integral sobre la gestión de cualquier edificio durante todo su ciclo de vida. El Reglamento Delegado (UE) Nº 244 (2012) de 16 de enero de 2012 precisa las normas que deben aplicarse para comparar las medidas de eficiencia energética, las medidas que integren fuentes de energía renovables y los paquetes y variantes de esas medidas con el fin de calcular los niveles óptimos de rentabilidad de los requisitos mínimos de eficiencia energética del edificio y de sus elementos. Es importante señalar que, para nuevos edificios, debe haber una interacción importante entre los equipos que van a diseñar y construir el inmueble y los que van a gestionarlo una vez puesto en marcha (labores de mantenimiento) con el fin de asegurar la eficiencia energética global prescrita (CIBSE, 2006).
Finalmente, es necesario disponer de directrices normalizadas con el fin de elaborar e implementar un plan estratégico de gestión de la infraestructura. En este sentido, acaba de publicarse, en marzo de 2014, las normas ISO Asset Management System Standards (55000, 55001 y 55002) relacionadas con la gestión de cualquier activo, incluyendo el sector inmobiliario. Así la ISO 55000:2014 establece los principios y terminología que deben tenerse en cuenta a la hora de desarrollar este plan (Figura 4).
La sostenibilidad de un edificio depende de la gestión de cuatro aspectos fundamentales: mantenimiento preventivo, reducción del mantenimiento demorado, renovación de elementos y actualización funcional (Sawers, 2000).
En definitiva, es esencial desarrollar una estrategia de mantenimiento del activo inmobiliario basado, sobre todo, en uno de tipo preventivo. Esto es, aquél que se realiza sobre el activo para adelantarnos a la causa de cualquier fallo bien mediante un mantenimiento planificado bien mediante un mantenimiento condicionado.
La inmótica se convierte en una herramienta esencial para conseguir, no solo preservar la calidad de los servicios de un edificio sino incluso para lograr reducir significativamente los costes económicos de mantenimiento del activo. Funcionalidades inmóticas básicas como la gestión de la climatización, la regulación automática de la iluminación, la detección de presencia, el control horario o la monitorización de consumo eléctrico se integran en una única plataforma de gestión. Además de permitir una supervisión remota de la instalación, la inmótica es un agente clave y activo de todo plan de mantenimiento por su carácter supervisor y preventivo.
Resultados
Las primeras medidas a tomar para asegurar la gestión óptima del edificio es incorporar las innovaciones tecnológicas necesarias en los sistemas existentes que conduzcan a un ahorro energético significativo. Como ejemplo altamente ilustrativo, se muestra en la Figura 5 los ahorros que se consiguen durante toda la vida útil de un edificio si se utiliza tecnología LED en la iluminación frente a otras tecnologías convencionales.
La importancia de disponer de un plan de mantenimiento para los distintos sistemas de un edificio queda reflejada en la Figura 6 donde es evidente que su carencia, no solo incrementa los costes, sino que reduce la vida útil del edificio al afectar a su integridad funcional.
Un plan de mantenimiento del edificio debe contemplar, asimismo, acciones de renovación periódica de los elementos del activo acompañadas de actualizaciones funcionales en caso de que lo permita el avance de la tecnología utilizada para los sistemas del inmueble. La Figura 7 muestra como una combinación de mantenimiento y renovación de elementos incrementa las expectativas iniciales de vida útil del activo de forma significativa.
Discusión y Conclusiones
La razón de ser de la inmótica es la integración de todos los sistemas existentes en un edificio (básicos y específicos) bajo una única plataforma de supervisión. Aunque los distintos sistemas pueden seguir funcionando de forma autónoma si así se requiere, esta supervisión integral permite abrir numerosas posibilidades para mejorar notablemente la eficiencia de la gestión global de la infraestructura. Además de poder establecer marcos de interacción entre distintos sistemas en base a unos requerimientos determinados, es posible extraer información relevante de cada uno de ellos con el fin de programar nuevas funcionalidades de gestión. Por ejemplo, combinando información de consumos energéticos es posible establecer estrategias de prevención de averías actuando sobre los distintos sistemas de gestión del edificio.
De esta forma, la incorporación de una gestión inmótica del edificio al plan de mantenimiento supondrá numerosas ventajas logísticas dado su carácter centralizador. La existencia de numerosos sistemas, de distinta naturaleza tecnológica y complejidad funcional, obliga a que los técnicos de mantenimiento tengan conocimientos básicos de todos ellos con el fin de identificar la naturaleza del problema cuando haya sido detectado. La visualización de cualquier avería bajo una única plataforma inmótica simplifica claramente la logística de reparación.
Un potencial muy interesante de todo mantenimiento basado en una plataforma inmótica es la posibilidad de que los distintos servicios técnicos externos pueden supervisar de forma remota su instalación de forma periódica, identificando posibles averías o malfuncionamientos antes que los técnicos de mantenimiento del edificio. Incluso sería posible repararlos en caso de que fuera posible. Por ejemplo, todas las empresas que proporcionan servicio técnico para los distintos sistemas podrían conectarse de forma remota a la misma aplicación por lo que se evitarían muchos malentendidos técnicos entre distintos proveedores de servicios a la hora de identificar el responsable de la resolución de la avería. Evidentemente, los trabajos de reparación se coordinarían más fácilmente y sería posible planificar las actuaciones correctivas.
La inmótica debe convertirse en una herramienta fundamental y clave para conseguir el objetivo prioritario de ahorro energético en edificios establecido en la Directiva 2012/27/UE. No sólo potencia la incorporación de nueva tecnología sino que, además, su carácter integrador garantiza una optimización decisiva en la gestión y mantenimiento de cualquier tipo de infraestructura.
Referencias Bibliográficas
- CIBSE, 2006, Guide F: Energy Efficiency in Buildings.
- Sawers, J., 2000, Life cycle asset management, Iniciativa Green Buildings Challenge.