Comunicación presentada al II Congreso Edificios Energía Casi Nula:
Autores
- Iván Luque Segura, Técnico Proyectos Europeos, Observatorio Medio Ambiente Urabano (OMAU) Málaga
- Jon Switters, Técnico Proyectos Europeos, Observatorio Medio Ambiente Urabano (OMAU) Málaga
Resumen
ELIH-MED es un proyecto estratégico. En Málaga, se desarrolla un piloto de rehabilitación energética integral de un edificio de vivienda social: aislamiento de envolvente, introducción de sistema de producción de ACS con paneles solares térmicos apoyados con motor de cogeneración y mejora de la ventilación natural. La metodología participativa resulta la clave de éxito del proyecto; comienza con fase de diagnóstico social, a fin de establecer las prioridades. Se constituyen grupos participativos para apoyar la toma de decisiones de mejora de EE. Se trata de un edificio colectivo de bajas rentas, con rendimiento energético mejorado, de CONSUMO DE ENERGÍA CASI NULA. Los valores reales para calefacción, refrigeración y ACS casi nulos.
Introducción
ELIH-MED es un proyecto estratégico co-financiado por el Programa MED, se centra en el desarrollo de las políticas de eficiencia energética en las viviendas de bajos rentas (LIH) en el área mediterránea basada en los principios de construcción sostenible y la participación de los residentes en el proceso de rehabilitación energética.
En Málaga en el año 2013, se ha desarrollado un piloto de rehabilitación integral del edificio de vivienda social “Los Limoneros”. Las medidas implementadas son: aislamiento de los paramentos opacos de envolvente (fachada, sótano y cubierta), introducción de sistema de producción de ACS con paneles solares térmicos apoyados con motor de cogeneración, simultáneamente se produce energía eléctrica destinada a las zonas comunes del edificio, y mejora de la ventilación en zonas comunes del edificio.
Este proyecto de eficiencia energética en edificios se centra en el aspecto social y participativo, como eje de trabajo principal del completo proceso de rehabilitación energética; pues la efectividad y sostenibilidad del proyecto reside en el grado de involucración de los residentes, el efecto de apoderamiento sobre las intervenciones realizadas y el cambio de hábitos de uso de la energía doméstica y comunitaria.
Metodología Participativa
La metodología participativa sigue un proceso que parte desde una fase de diagnóstico y estudio social, a fin de establecer las prioridades de actuación en materia de rehabilitación energética. Se constituyen grupos participativos de proyecto para apoyar la toma de decisiones de mejora de la eficiencia energética. Desarrollo de una campaña de concienciación sobre el uso de la energía e instalación de contadores inteligentes. Imparte la formación en materia de eficiencia energética y apoya el empleo laboral de los residentes durante las fases de obra. Finalmente se desarrolla una campaña de concienciación a escala urbana para la promoción de la eficiencia energética en edificios colectivos LIH de otras zonas de la ciudad.
El proyecto se estructura siguiendo una metodología participativa en la que la toma de decisiones se reparte entre la comunidad de vecinos (PPCG) y el Grupo de Gestión Territorial de proyecto (TMG). Desde la fase de análisis preliminar del edificio, donde se desarrollan las primeras propuestas de intervención, sugerencias, ideas y necesidades de los residentes del edificio; se realizan encuestas y entrevistas para la recolección de datos sobre el consumo de energía; análisis de conflictos en contexto social específico; y finalmente se compone el diagnóstico social y definen criterios arquitectónicos para el diseño de proyecto para la realidad social.
En la fase de diseño y desarrollo de propuestas de mejora de eficiencia energética, el TMG realiza la simulación de rendimiento energético previo, a modo que las propuestas técnicas se basen en los aspectos del edificio detectados más ineficientes energéticamente. Se abre el debate sobre las principales soluciones de arquitectura de eficiencia energética arquitectónica e ingeniería seleccionados por el TMG con el fin de evaluar su viabilidad y la aplicación potencial en el edificio. La lista de mejoras fue ponderada según las prioridades del grupo participativo de residentes del edificio. Con previsión a las cuestiones de durabilidad y futura gestión de las intervenciones, para garantizar un rendimiento óptimo en el tiempo de vida de los nuevos sistemas a ejecutar. Se iniciaron los trabajos de concienciación energética para detectar los hábitos de consumo más negativos y trabajar una campaña de cambio de hábitos y reducción de consumos.
Fase de redacción del proyecto. Previamente, se consensuan entre vecinos y agentes de proyecto las medidas definitivas a implementar. Durante esta fase, el proyecto se complementa con acciones de concienciación mediante la instalación de 20 contadores inteligentes en viviendas y zonas comunes del edificio, a fin de analizar los consumos eléctricos reales de los residentes y realizar asesoramiento personalizado sobre los usos y potenciales cambios de hábitos, con objetivo de optimizar consumos en los hogares.
Posteriormente se recogen aportaciones y sugerencias para involucrar a la comunidad en el proceso de obras, con objeto de despertar un sentimiento de apoderamiento del proyecto, produciendo futuros efectos que propicien un buen uso de las instalaciones, mantenimiento y optimización de rendimientos del sistema.
Fase de construcción. Ejecución constructiva de las propuestas técnicas de intervención para la mejora de la eficiencia energética, co-diseñadas por TMG Y PPCG. Varias familias participan en las fases de ejecución, desarrollando un papel de transmisores de las intervenciones al resto de los vecinos; aclarando dudas y utilidad de medidas de eficiencia energética, interlocutores entre la empresa constructora y cada vecino, especialmente en las actuaciones en interior de viviendas, para la instalación de los sistemas individualizados de intercambio térmico para la producción de ACS. Se mantienen reuniones para recoger ideas y propuestas para la campaña de sensibilización y concienciación energética a escala urbana en el marco del proyecto global que se desarrolla en Málaga, el cual consta también con la promoción de la eficiencia energética en viviendas de bajas rentas en otra zonas de la ciudad.
Fase de final de trabajos y programación de la monitorización. Para el desarrollo de la fase final de proyecto se plantean varias acciones de carácter participativo con la comunidad de vecinos; comenzando con unos talleres de formación en el mantenimiento de las instalaciones de eficiencia energética realizadas en el edificio, con objetivo de garantizar el buen uso y mantenimiento por parte de los residentes; así como la potencial creación de grupos internos de gestión que monitoricen el funcionamiento del sistema e interlocutor con el departamento del operador municipal de vivienda social y agentes de mantenimiento. Estos cursos aportan un segundo beneficio a la comunidad, pues pretenden fomentar la integración social de personas en riesgo de exclusión social, mediante la formación e inserción laboral en cuestiones tan innovadoras como en nuestro contexto como es la rehabilitación energética.
Durante, el primer año de funcionamiento del nuevo sistema se implementara un proyecto de monitorización para optimizar los rendimientos de producción de ACS combinada entre los paneles solares térmicos y el motor de micro-cogeneración.
Como enfoque conclusivo de proyecto, también se plantea un proceso de regeneración urbana integral de los espacios comunes exteriores y anexos al edificio, los cuales quedan deteriorados después del proceso de obras, con el objetivo de involucrar a toda la comunidad en las labores de mejora de su entorno directo, cerrando el proyecto y garantizando una evaluación social positiva del mismo.
Periodos de amortización
En la tabla siguiente se presentan las medidas de intervención, coste integral por medida e importes correspondientes a cada vivienda.
Considerando como única medida amortizable la correspondiente al sistema de generación de la ACS de paneles solares térmicos y micro-cogeneración; manejamos unos periodos de amortización próximos a 5 años., estimando unos mínimos de consumo de energía para ACS pre-intervención por vivienda en torno a 30 euros; y sin incluir aún los costes de mantenimiento del sistema. Resultando unos periodos globales de amortización del total de intervenciones en el edificio proyecto cercanos a los 10 años.
El debate que se abre con esta experiencia piloto refleja un enfoque de rehabilitación energética en vivienda social donde se alcanzan óptimos equilibrios entre la inversión acometida, capacidad económica de los residentes para mejorar los niveles de confort y la realidad de los consumos energéticos.
El objetivo inicial del proyectos se alcanza al conseguir establecer una mejora de las características de comportamiento térmico del edificio hasta una clasificación energética D, con consumos para ACS casi nulos, así como se mantiene despreciables los consumos para el acondicionamiento térmico (permaneciendo similares a los originales, aunque se haya mejorado el confort, pues la pobreza energética de los residentes hace sean constantes dichos consumos; inclusive en la hipótesis que el edificio se deteriorase la comunidad no tendría opciones de mejorar el confort debido a las condiciones socio-económicas de las familias).
Resultando inviable acometer mayores intervenciones, pues no se prevén conseguir ahorros energéticos, pues ya que estos son casi nulos, no existen vías de amortización. Pero, al mismo tiempo, la intervención garantiza unos mínimos de habitabilidad y generación de energías renovables, que reduce drásticamente la pobreza energética a la que se enfrentan los residentes.
Gracias a las encuestas realizadas y los 20 contadores inteligentes, se pudo constatar que los consumos en climatización (calefacción o refrigeración) son despreciables e irregulares; instalados en diversas viviendas, con diferentes orientaciones y alturas, y variedad en las características de los núcleos familiares beneficiados; siendo muchos los factores que pueden afectar a los datos obtenidos (situación económica momentánea de la familia, climatología extrema y confort interno, adaptabilidad frente a las temperaturas de cada persona). Los consumos de aparatos eléctricos monitorizados (o aquellos que utilicen otra fuente de energía) de producción de energía térmica no reflejaban consumos.
Por tanto, el mejorar las condiciones de confort resultaba imperativo para alcanzar un adecuado nivel cualitativo de habitabilidad, pues se demuestra que los residentes no cuentan con márgenes económicos para afrontar los consumos derivados de las demandas energéticas ilustradas en las clasificaciones energéticas del edificio, independientemente de la clase en la que nos encontremos. Por estos motivos, las mejoras que afectan al edificio son difícilmente amortizables, pero responden a unos mínimos social y técnicamente fijados en proyecto.
Sin embargo, las medidas de producción de energía con fuentes renovables, afectan directamente a la reducción de consumos, por lo tanto son amortizables. La conclusión de estos resultados no lleva a afirmar que la combinación de intervenciones, que contemplen ambas tipologías de medidas (calidades y comportamiento térmico de la arquitectura del edifico = no amortizable; introducción de producción de energía renovable = amortizable), deben fijarse como requisito para las futuras intervenciones en edificación colectiva de vivienda social.
Conclusiones
Nos encontramos ante un caso práctico de estudio donde confluyen una serie de factores que identifican un edificio de vivienda social de consumo real de energía casi nulo, con un índice elevado de pobreza energética y, tras, una intervención para la mejora del rendimiento energético del edificio, los consumos energéticos para el acondicionamiento y producción de ACS del edificio y viviendas son nulos o despreciables; y, remarcando que, las condiciones de confort han mejorado, pues el edificio alcanza en la actualidad la clasificación energética D.
Como conclusión del piloto de experimentación en el contexto climático de Málaga (Heating degree Days in Malaga: 847) podemos afirmar que existen fórmulas para una rehabilitación energética en vivienda social con criterios de Edificios de Energía Casi Nula, considerando los diversos factores técnicos, financieros, sociales y medioambientales que optimizan la actual selección de las soluciones de medidas de mejora de la eficiencia energética; donde se contemplan la amortización de la intervención y mínimos de confort térmico (bajo criterios de clasificación energética y consumos reales de energía).
Con el ángulo de visión del contexto social de una rehabilitación energética, resulta fundamental considerar estos mínimos de calidad de vida y condiciones de habitabilidad de las viviendas, sin incurrir en medidas/costes injustificables, o bien por la tecnología aplicada con dificultad de mantenimiento y garantía de durabilidad, así como imposibilidad de amortización, por el elevado coste, de las soluciones con las que se alcanzan hasta las mejores clasificaciones energéticas.
Las autoridades públicas no pueden garantizar elevadas prestaciones y niveles de confort óptimos en muchos de los edificios que gestionan, especialmente cuando los gastos reales de energía son despreciables para el contexto climático específico, y además no responden a las prioridades de mejora de los residentes. Pero sí es necesario intervenir rehabilitando, donde se puedan combinar soluciones de mejora arquitectónica (largos periodos de amortización) que afecten principalmente al confort interno de los hogares, e instalaciones de energías renovables (cortos periodos de amortización) que repercutan directamente en la reducción del uso de energía primaria y la factura energética de los residentes.
Este edificio responde al concepto NZEB, considerando que tras la rehabilitación, tiene una clase energética D, donde se demuestra una demanda teórica superior a los consumos reales de energía de los residentes; con los cuales no se alcanzan los valores de confort perseguidos en días/año. Los consumos reales son notablemente inferiores a los teóricos establecidos por la clase energética D.
Nos encontramos ante un edificio residencial de bajas rentas (LIH) de CONSUMO DE ENERGÍA CASI NULA con valores de consumo reales para calefacción y refrigeración inferiores a los establecidos por la Clase energética A; y consumos casi nulos para la producción de ACS.