Isabel Pascual Pellicer

CONSTRUIBLE: Tu amplia trayectoria como arquitecto ha estado ligada principalmente a la Administración donde has desarrollado proyectos de varias tipologías, en base a esta experiencia, ¿Consideras que la Administración tiene asumidos conceptos como sostenibilidad o eficiencia energética en la edificación?

Isabel Pascual Pellicer: La Administración va asumiendo estos conceptos como propios. De hecho han sido la Administración Europea en primer término y la Española después siguiendo las directrices comunitarias las que han promovido el desarrollo del nuevo Código Técnico de la Edificación y de las normas de calificación energética, que suponen un gran paso adelante respeto las anteriores normativas. Y no podemos olvidar experiencias pioneras de algunas administraciones locales, como la ordenanza solar de Barcelona que entró en vigor en el año 2000.

Sin embargo, por mi experiencia, la Administración era reacia a introducir mejoras que supusieran un coste económico mayor en el proceso de construcción: los presupuestos eran muy ajustados, y en ocasiones no se consideraban en profundidad los costes posteriores de mantenimiento. Por ejemplo, hubo una época en que climatizábamos los edificios con sistemas de aire acondicionado pero no teníamos dinero presupuestado para colocar cristales con cámara. Era un gran contrasentido.

Las cosas están cambiando y hoy en día podemos proponer calderas de biomasa para la calefacción en las escuelas, ya que ahora resultan más baratas y eficientes que las primeras que salieron al mercado y existe una garantía de suministro de biomasa. Además, evitamos el coste de la colocación de las placas solares térmicas al suplir con biomasa la energía renovable del sol.

CONSTRUIBLE: ¿Es difícil transmitir como profesional la aportación del valor de la Arquitectura al óptimo comportamiento energético de los edificios?, ¿Qué ventajas e inconvenientes tiene tener a la Administración como cliente?

Isabel Pascual Pellicer: En la línea de lo que comentaba respecto a la pregunta anterior, pienso que cada vez nos resultará más fácil explicar que una buena Arquitectura pasa por que el edificio incorpore sistemas pasivos en la propia forma y sistemas activos eficientes en función de la utilización del mismo.

Durante muchos años los conceptos de ecoeficiencia en nuestro país eran defendidos por un sector privado muy pequeño, clientes que construían su propia casa y que eran vistos como visionarios utópicos. La Administración como cliente es como un dinosaurio: es difícil de mover. Pero cuando lo hace, avanza inexorablemente. Deberíamos aclarar sin embargo que el concepto Administración es muy amplio y abarca muchos ámbitos, de forma que en ocasiones existen claras contradicciones entre diferentes departamentos y es justo señalar que en algunos aspectos la Administración incluso puede ser la punta de lanza en procesos innovadores.

Hoy en día es la Administración la que asume como propios estos conceptos. En el año 2010 participamos como consultores en la revisión del PECQ, Plan de Energía, Cambio climático y Cualidad ambiental, del Ayuntamiento de Barcelona. Esta revisión tenía como objetivo ir más allá del Código Técnico y pudimos proponer soluciones avanzadas, como por ejemplo cubiertas aljibe ajardinadas de bajo mantenimiento.

CONSTRUIBLE: En tu opinión, ¿Qué peso real tiene la implantación de los denominados sistemas pasivos en la consecución de la eficiencia energética en los edificios? ¿Es posible ser eficiente sin partir de la Arquitectura?

Isabel Pascual Pellicer: La arquitectura vernácula siempre fue eficiente en el diseño de las edificaciones. En los climas cálidos las viviendas se abrían al interior mediante patios que permitían el control climático; pensemos por ejemplo en la arquitectura doméstica griega. En los trópicos húmedos las casas se construían con madera y las cubiertas con hojas de palma trenzadas que permitían la protección de la lluvia pero al mismo tiempo dejaban respirar al edificio.

Es pues, con el nacimiento de la era industrial cuando la arquitectura se empieza a entender como un producto tecnológico y muchas veces deja de ser eficiente, al igual que sucede en todos los ámbitos. Parece que los recursos energéticos son inagotables y se construyen edificios que son grandes consumidores de energías no renovables, con materiales no reciclables, que no depuran y generan residuos que contaminan.

Resulta evidente que esta situación es insostenible y que el futuro solo es posible si se trabaja desde todos los ángulos, tanto en la forma y en el uso de los materiales, como en el diseño de los sistemas activos de climatización e iluminación. La Arquitectura debe ser aglutinadora de todos los ámbitos.

CONSTRUIBLE: Y hablando de sistemas pasivos, ¿Qué cuestiones específicas se deben tener en cuenta a la hora de aislar eficientemente un edificio?

Isabel Pascual Pellicer: Deberemos considerar el uso del edificio, la orientación, la climatología, el acceso a los materiales, su sostenibilidad tanto en los procesos de fabricación como en los de reciclaje, e integrar estos conceptos en los sistemas constructivos.

Estas consideraciones no solo no excluyen aquellas de índole formal y funcional, sino que están estrechamente ligadas a las mismas: la Arquitectura debe contemplar todos los conceptos para ofrecer un producto eficiente.

CONSTRUIBLE: En cuestión de aislamiento, ¿Qué tipo de materiales consideras más adecuados y sueles utilizar en tus proyectos? ¿qué tendencias detectas en este ámbito de cara al futuro?

Isabel Pascual Pellicer: Intentamos utilizar materiales que no provengan del petróleo, por ser una fuente de energía no renovable, preferimos usar lanas minerales, provenientes de rocas volcánicas, lana de vidrio, corcho, celulosa, lana de oveja, etc.

En las superficies acristaladas incorporamos vidrios de baja emisividad en lugares fríos, de control solar en fachadas expuestas a la radiación solar, vidrios con cámara y en climas fríos, si el presupuesto lo permite, cámaras rellenas de gas argón para reducir la transmitancia térmica.

De cara al futuro deberá producirse una nueva revolución tecnológica. Los materiales utilizados tendrán que ser más eficientes y sostenibles y los procesos de producción más limpios minimizándose los costes de transporte y la producción de residuos, y promoviéndose, en última instancia, su reutilización y reciclaje.

CONSTRUIBLE: Recientemente, vuestro proyecto para el edificios del “Centro de Ciencias en Benasque (Huesca)” ha sido galardonado con uno de los accéssit de los Premios Isover a la Eficiencia Energética 2011, ¿Podrías hablarnos del edificio y de las características que consideras lo han hecho merecedor de este premio?

Isabel Pascual Pellicer: El Centro de Ciencias de Benasque Pedro Pascual responde a la necesidad de un edificio que permita el intercambio científico de alto nivel.

No costó nada convencer al cliente (Consejo Superior de Investigaciones Científicas y la Fundación Centro de Ciencias) de que el edificio debía ser paradigmático en cuanto a sostenibilidad y eficiencia energética, por lo que incorporamos al equipo colaboradores especializados y diseñamos conjuntamente para conseguir los objetivos propuestos.

En cuanto a medidas pasivas:

Sistemas de generación energética:

Iluminación:

En resumen, el Centro supone una reducción del orden de más de un 60% del consumo energético respecto a un edificio de características similares que cumpliera estrictamente el Código Técnico (CTE).

Finalmente, si consideramos que en Benasque la electricidad se genera a partir de una central hidroeléctrica y la otra energía utilizada, la biomasa, también es renovable, el edificio estaría en la línea de las nuevas directrices europeas de edificios de emisiones casi nulas.

CONSTRUIBLE: Finalmente, como Arquitecto en activo nos interesa tu opinión sobre la nueva directiva europea de eficiencia energética que hará obligatorios los “edificios de emisiones casi nulas”, ¿Cómo se puede conseguir este objetivo en los edificios? ¿Qué cambios visualizas en la profesión para conseguir estos objetivos? ¿Cómo ves el futuro?

Isabel Pascual Pellicer: El objetivo de emisiones nulas es un gran paso adelante. Para alcanzarlo tendremos que trabajar todos los aspectos: el diseño, la producción de materiales, los sistemas constructivos, las instalaciones, el reciclaje y las formas de utilización de los espacios por los usuarios.

Al fin y al cabo la Arquitectura es aquello que da cobijo al ser humano. Y éste empieza a comprender que en este mundo globalizado en el que vive los recursos no son infinitos.

La profesión deberá adaptarse. Ya no es factible el arquitecto como creador único del proceso deberemos trabajar con una visión sistémica del diseño, la construcción y el uso de los edificios que aglutine a todos los actores implicados, desde urbanistas a arquitectos o técnicos especializados, pasando por los promotores y los usuarios finales. Será preciso asimismo trabajar con nuevas tecnologías más eficientes. Solo así podremos alcanzar la meta de los edificios de energía cero (ZEB, Zero Emission Buildings) o casi cero (NZEB, Net Zero Energy Buildings) que la nueva directiva Europea impondrá a los estados miembros en los próximos años. La misma directiva contiene un nuevo concepto: la eficiencia de costes. Y ello implica que en breve será obligatorio demostrar que la solución propuesta es la más eficiente en términos energéticos y económicos. Las demandas tendrán que ser lo más bajas posibles, por lo que el funcionamiento pasivo del edificio tendrá que ser el óptimo. Este será el gran reto del arquitecto.

En el futuro, tal y como afirman Braungart y McDonough en su libro Cradle to Cradle, las construcciones deberán, al igual que los árboles, producir mas energía de la que consumen, depurar sus propios residuos, y, al finalizar su ciclo vital, no convertirse en basura inútil.

 
 
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