La luz en el nuevo Centro Pompidou de Málaga

El 28 de marzo fue inaugurado el Centro Pompidou de Málaga. Una sede provisional del centro galo, la primera que se instala fuera de Francia, que acogerá inicialmente por cinco años una colección de noventa obras dispuestas en cinco áreas temáticas. Dominado por un inmueble acristalado conocido como ‘El Cubo’, al que Daniel Buren ha dotado de una fachada multiculor, el museo cuenta con más de 7.000 metros de superficie construida en los que se podrá repasar el arte de los siglos XX y XXI.

Situado en la esquina de los muelles 1 y 2 del Puerto de Málaga, bajo la plaza con acceso desde el Paseo de los Curas y Calle Paseo de la Farola, la estructura de vidrio del Cubo del puerto es la punta del iceberg de sus dos plantas subterráneas.

La planta baja, de acceso público consta de cafetería, servicios, sala de exposiciones temporales o salas educativas y de talleres. Su nivel inferior, de forma aproximadamente rectangular, está destinada a las exposiciones de colecciones permanentes, la sala de usos múltiples, el espacio de conservación y restauración de exposiciones y servicios, y espacios técnicos. Además, dentro de las zonas comunes, en cada nivel se plantean una zona de servicios y  zonas de almacenaje y control de instalaciones.

Además del planteamiento del Ayuntamiento de Málaga de desarrollar el proyecto bajo parámetros de eficiencia energética, se partió de la premisa de crear una caja blanca, un espacio en el que predominara la luz cenital.

Esto es así porque la luz, tanto natural como artificial, debe ser adecuada para la visión y reproducción de las obras expuestas en su interior, pero a la vez, ser tamizada o controlada para evitar los efectos fotoquímicos adversos. 

En este sentido, el productor de cemento FYM-Italcementi Group, ha contribuido a conseguir estos objetivos implantando en el edificio una solución innovadora de paneles blancos de hormigón traslúcido.

Su situación subterránea hace que la única entrada de luz natural sea el simbólico cubo de cristal que ha sido tratado como pozo de luz natural por los arquitectos Javier Pérez de la Fuente y Juan Antonio Marín Malavé, situando un patio interior.

En la planta nivel -1, el patio es prácticamente ciego para no afectar a la colección permanente de la exposición. Sin embargo, en la planta baja, la idea inicial de los arquitectos fue situar unos frentes de cristal y conseguir la necesaria modulación de luz con un sistema de lamas de madera. Este espacio es visible tanto desde el exterior, a través del cubo; como desde el interior, gracias a un balcón de cristal diseñado para tener una vista del patio y del monte Gibralfaro.

En esta zona interior del patio es donde, con una superficie de 253,83 m2 aproximadamente, se ha situado una envolvente i.light de FYM-Italcementi Group que permite el acceso de luz natural tamizada a la entrada y servicios auxiliares del museo.

Formada por la unión de resinas especiales, esta innovadora matriz cementosa i.light no sólo deja pasar la luz natural y artificial, con el ahorro de energía que ello conlleva, sino que también permite al ojo humano ver las imágenes y los objetos situados tras el panel, sin ningún cambio de color y creando un efecto transparente.

Por la noche, la luz interna se filtra hacia el exterior ofreciendo un espectacular juego de luces y sombras a la vez que permite disminuir la temperatura por calor por radiación. Además permite la creación de una envolvente estéticamente uniforme como elemento de transición entre el patio ciego del nivel -1 y el cubo de cristal.

Para proceder a la instalación de los paneles, se dividió el perímetro del hueco en elementos de anchura, elementos enrasados con la parte inferior del balcón y las piezas que van hasta el falso techo superior, así como las piezas especiales para las esquinas y zonas acristaladas. El espesor de estas piezas es de 3 cm, siendo los primeros elementos de i.light fabricados con la nueva tecnología del Centro Técnico de Investigación de Italcementi y los de mayor superficie y altura nunca moldeados.

El diseño de una estructura con el menor impacto estético posible que además fuese capaz de sostener el peso de las piezas, fue resuelto al descolgar la estructura portante del forjado superior. A este forjado se anclaron química y mecánicamente unos soportes rigidizados de los que penden unas tés de acero cuya ala sirve para apoyar verticalmente las piezas y constan en su parte inferior de un perfil sobre el que se apoya la pieza base.

Sobre esta pieza se apoya la segunda pieza de i.light de mayor tamaño. Cada cuatro piezas son fijadas por placas atornilladas al alma de las tés. Después del montaje los paneles deteriorados se reparan con una lechada de cemento blanco, se limpian con ácido cítrico y se sellan a la estructura con silicona neutra blanca. Entre ellos se sellan con silicona neutra transparente.

En total, 105 paneles de cemento transparente i.light han sido colocados en una semana, generando un patio de luces bajo el cubo de cristal. Unos paneles que tienen un ciclo de vida largo y una vez desmontados no requieren ningún tratamiento especial, pudiendo reciclarse en su totalidad.

 
 
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