El East Campus de la Universidad Americana, ubicado en Washington (EE.UU.), ha recibido recientemente el certificado LEED Gold. El uso de materiales reciclados, la gestión sostenible del agua, las superficies verdes, o el ahorro energético, son algunos de los conceptos clave con los que el diseño del centro ha cumplido para alcanzar esta certificación de construcción sostenible.
Más del 20% de los materiales utilizados para su construcción contienen materiales reciclados, reduciendo el impacto ambiental del proceso de construcción.
El edificio utiliza un 27% menos de energía que un edificio convencional debido a su aislamiento térmico en fachada, cubierta y ventanas, a la iluminación mediante LED, o a la instalación de equipos de alta eficiencia energética, entre otras medidas aplicadas.
Materiales reciclados y cubiertas verdes
La construcción de East Campus desvió el 97% de los residuos de construcción del vertedero a través del reciclaje y la reutilización del material. El acero y el hormigón utilizados en East Campus contienen materiales reciclados. Asimismo, más del 20% del material de construcción es de origen regional, procedente de un radio menor de 800 km. La construcción con materiales reciclados o reutilizados, y extraídos o fabricados de forma responsable, reduce la huella ambiental de esta construcción. Por otro lado, cuando el edificio sea demolido, se espera que la mayoría de sus materiales de construcción sean reciclados o reutilizados para otro edificio.
La calidad del aire interior, el confort térmico y acústico, la iluminación, la ventilación y filtración del aire, y el uso de materiales con componentes orgánicos de baja volatilidad, son varios de los requisitos con los que el diseño ha cumplido para alcanzar la certificación LEED.
Entre sus características sostenibles también se encuentra la gestión eficiente del agua, ya que mediante los sistemas instalados se consigue un consumo de agua un 43% menor que en un edificio convencional. El campus cuenta con más de 1.200 m2 de superficies y cubiertas verdes. Además de minimizar el efecto isla calor, las superficies verdes también reducen la escorrentía en un 38%. Las plantas seleccionadas para su vegetación son autóctonas y adaptativas, que requieren menos gasto de agua.