El proyecto europeo Usage ha desarrollado soluciones digitales para que las ciudades europeas accedan y utilicen datos medioambientales y climáticos de forma más eficaz. A través de tecnologías como sensores IoT, imágenes satelitales, modelos 3D e inteligencia artificial, ciudades piloto como Zaragoza, Ferrara, Graz y Leuven han podido abordar retos como el cambio climático, la calidad del aire o las islas de calor urbanas. El propósito central ha sido proporcionar a las ciudades herramientas fiables y basadas en datos para diseñar políticas sostenibles alineadas con el Pacto Verde Europeo, fomentando así una toma de decisiones más inteligente, anticipativa y adaptada al entorno urbano.

El proyecto, que comenzó en agosto de 2022 y ha finalizado en julio de 2025, ha contado con un presupuesto total de 4,1 millones de euros, de los cuales cerca de 3,7 millones de euros han sido financiados por la Unión Europea a través del programa Horizonte Europa.
Consorcio y pilotos del proyecto Usage
Bajo la coordinación de la Universidad Politécnica de Madrid, el consorcio de Usage está formado por 11 socios de cinco países europeos: España, Italia, Austria, Bélgica y Países Bajos. Entre ellos se encuentran entidades tecnológicas como AVT-ZT o Geocat, centros de investigación como la Fundación Bruno Kessler, organizaciones internacionales como OGC Europe, universidades como KU Leuven y ayuntamientos como los de Zaragoza y Ferrara, junto a agencias de desarrollo y empresas innovadoras como Deda Next, Epsilon Italia y Sipro.
El enfoque de Usage se ha basado en tres pilares fundamentales: la interoperabilidad de los datos, el desarrollo de herramientas reutilizables (incluyendo inteligencia artificial y visualización geoespacial) y la cocreación de políticas con las ciudades participantes. Las experiencias se han desplegado en cuatro ciudades piloto: Zaragoza, Ferrara (Italia), Graz (Austria) y Leuven (Bélgica), que han servido como laboratorios reales para testar tecnologías, metodologías y marcos de gobernanza de datos climáticos en contextos urbanos diversos.
Mapa de vulnerabilidad térmica urbana
Zaragoza ha sido una de las protagonistas clave del proyecto. Desde el inicio, la capital aragonesa apostó por integrar los principios FAIR (datos localizables, accesibles, interoperables y reutilizables) en su ecosistema de datos abiertos. Uno de los hitos más destacados ha sido la generación de uno de los primeros mapas de vulnerabilidad térmica urbana de España, elaborado mediante algoritmos de inteligencia artificial que cruzan datos meteorológicos, socioeconómicos y espaciales. Esta herramienta ha servido para identificar zonas sensibles al calor extremo, un fenómeno cada vez más frecuente debido al cambio climático.

Zaragoza ha trabajado también en mejorar la accesibilidad a sus conjuntos de datos ambientales y urbanos, fortaleciendo la infraestructura digital municipal y conectando fuentes de información internas con sensores externos. A través de Usage, también ha desarrollado nuevos servicios de visualización geoespacial y dashboards para facilitar el análisis climático por parte de técnicos, responsables políticos y ciudadanía.
Según el Ayuntamiento de Zaragoza, el proyecto ha supuesto una inversión directa de 235.000 euros, que ha dejado un legado tecnológico y metodológico útil para próximos proyectos como IPPCP, centrado en la medición y reducción de emisiones de carbono.
Inteligencia artificial contra las islas de calor
En Ferrara, el foco ha estado puesto en la gestión del espacio urbano frente a fenómenos extremos como las olas de calor o las inundaciones rápidas. Gracias a vuelos hiperespectrales y térmicos realizados en colaboración con AVT Italia y otras entidades del consorcio, se ha logrado mapear con precisión los materiales urbanos, las especies vegetales y los patrones de calor de la ciudad.
Estos datos, procesados con técnicas de inteligencia artificial, han permitido localizar zonas de riesgo térmico e identificar lugares prioritarios para implementar soluciones basadas en la naturaleza, como la plantación de árboles o el despliegue de cubiertas verdes.

La experiencia de Ferrara ha sido especialmente útil para demostrar cómo los datos multiescalares (desde observación satelital hasta sensores locales) pueden integrarse en una sola plataforma y utilizarse de forma operativa por los departamentos municipales responsables del urbanismo, la sostenibilidad y la salud pública. Asimismo, se ha trabajado en adaptar estos flujos de información a los estándares europeos, facilitando su reutilización por otras ciudades.
Modelización en tiempo real del clima urbano
La ciudad austríaca de Graz ha utilizado Usage para avanzar en la modelización en tiempo real del clima urbano, integrando datos ambientales procedentes de sensores distribuidos en la ciudad, imágenes satelitales y registros históricos. Gracias al desarrollo de algoritmos de predicción, ahora es posible anticipar condiciones meteorológicas críticas a nivel de barrio, como la acumulación de calor o el descenso súbito de calidad del aire.

Uno de los logros más importantes ha sido la creación de modelos predictivos que pueden integrarse en los procesos de planificación urbana, facilitando la toma de decisiones más informadas y adaptativas. Estos modelos permiten evaluar, por ejemplo, el impacto climático de nuevas construcciones o zonas de densificación urbana antes de su desarrollo, contribuyendo así a una mejor adaptación al cambio climático.
Planificación verde
En la ciudad belga de Leuven, Usage ha servido para articular una estrategia de recolección de datos climáticos que combina ciencia ciudadana, sensórica distribuida y datos institucionales. Leuven ha utilizado sensores ciudadanos como los del proyecto Telraam, junto con plataformas de datos urbanos propias, para mapear microclimas urbanos y evaluar el impacto de las políticas locales.

A partir de esa información, se han diseñado planes para promover infraestructuras verdes y azules, mejorar la calidad del aire y reducir el estrés térmico en determinadas zonas. El enfoque participativo ha sido clave en Leuven, donde ciudadanos, técnicos y responsables políticos han trabajado conjuntamente en la definición de necesidades, prioridades y soluciones. Esta dimensión social del uso de datos ha sido uno de los puntos más valorados en el balance final del proyecto.
Transformación digital y climática urbana
Con su finalización en julio de 2025, Usage deja una infraestructura técnica basada en software abierto, metodologías replicables y un conjunto de herramientas interoperables listas para ser adoptadas por otras ciudades europeas. Entre los entregables clave se incluyen una plataforma de catálogos de datos, modelos de gobernanza adaptables a distintos contextos institucionales, y un panel de indicadores para evaluar el impacto climático de las políticas urbanas.
El proyecto también ha producido guías de cocreación de políticas públicas con enfoque climático, estudios comparativos sobre el contexto normativo europeo, y un análisis de modelos de negocio que permitan sostener estas infraestructuras más allá de la financiación inicial.
En resumen, Usage ha demostrado que es posible construir ciudades más inteligentes, resilientes y participativas si se parte de una gobernanza de datos abierta, interoperable y centrada en las personas. Los resultados alcanzados en Zaragoza, Ferrara, Graz y Leuven muestran que la transición ecológica urbana no puede hacerse sin datos, pero tampoco sin alianzas, visión política y participación ciudadana.