El Centro Común de Investigación (JRC) de la Unión Europea ha publicado un informe que muestra cómo la economía circular puede reducir entre 189 y 231 millones de toneladas de CO₂ equivalente al año en sectores industriales de alta intensidad energética, como el acero, el aluminio, el cemento, el hormigón y el plástico. Estas industrias representan cerca del 15% de las emisiones totales de gases de efecto invernadero de la UE.

El documento forma parte de una serie de estudios que analizan el impacto potencial de la economía circular en la reducción de emisiones para 2050, complementando iniciativas como la Brújula de Competitividad de la UE y el Pacto Industrial Limpio, ambos publicados en 2025.
Industrias clave para reducir las emisiones de CO₂
El informe ‘Aprovechar el potencial de la transición a la economía circular en las industrias de alto consumo energético’ destaca que el sector siderúrgico y el de plásticos son los que tienen mayor potencial de reducción, con disminuciones estimadas de entre 64 y 81 millones y entre 75 y 84 millones de toneladas de CO₂ equivalente anuales, respectivamente.
Además de los beneficios ambientales, la adopción de prácticas circulares contribuiría a reducir la dependencia europea de combustibles fósiles importados y materiales esenciales para la generación eléctrica, disminuyendo la demanda energética en casi un 4,7% respecto a 2023. Esto ayudaría a mejorar la resiliencia de la UE frente a la volatilidad energética global.
En términos económicos, la economía circular fortalecería la balanza comercial de la UE en aproximadamente un 4%, lo que equivale a un beneficio de 35.000 millones de euros. Esta mejora se debe a la reducción en la importación de materias primas como el mineral de hierro (22% menos) y la bauxita (11% menos), con los plásticos aportando la mayor parte del superávit.
Recomendaciones para una industria más circular y sostenible
El documento también plantea recomendaciones para facilitar la transición hacia una industria más sostenible, tales como la promoción de tecnologías de reciclaje para mejorar la calidad del material reciclado, la reducción del consumo de materiales mediante un diseño más eficiente y la exigencia de una contratación pública ecológica para generar una demanda de mercado que fomente un uso más circular de materiales.
Estos esfuerzos están alineados con los objetivos estratégicos de la UE para alcanzar una economía más competitiva y sostenible, mientras se mitigan los riesgos económicos derivados de las dependencias internacionales.