El Gobierno de las Islas Baleares y el Observatorio de Arquitectura Saludable (OAS) han firmado un Protocolo General de Actuación que refuerza su compromiso conjunto con la promoción de espacios construidos que favorezcan la salud y el bienestar de la población. El protocolo sienta las bases para integrar la arquitectura saludable en las políticas públicas del archipiélago, con especial atención al diseño de espacios más seguros, inclusivos, resilientes y comprometidos con la salud.
En un entorno insular como el balear, donde las condiciones climáticas se caracterizan por altos niveles de humedad ambiente, una intensa exposición solar y marcadas variaciones térmicas, factores como la biohabitabilidad, la ventilación, el confort térmico y ambiental cobran una relevancia especial. Estas condiciones pueden agravar problemas como la mala calidad del aire interior, la aparición de humedades, el estrés térmico o la fatiga ambiental, con un impacto directo en la salud física y mental de las personas.
A ello se suma la necesidad de rehabilitar edificios públicos envejecidos o construidos sin criterios de salud, especialmente en ámbitos sensibles como la educación, la sanidad, los servicios sociales o la administración, garantizando que estos espacios ofrezcan condiciones interiores seguras, saludables y resilientes.
Principios de la arquitectura saludable en el urbanismo balear
El acuerdo establece un marco de colaboración institucional para desarrollar políticas públicas, acciones divulgativas y actividades conjuntas que integren los principios de la arquitectura saludable en el urbanismo balear. Entre los objetivos destacan la prevención de enfermedades, la mejora de la calidad de vida y la creación de espacios urbanos más seguros, inclusivos, resilientes y sostenibles.
El protocolo también pone el foco en la necesidad de rehabilitar edificaciones públicas obsoletas o diseñadas sin criterios de salud, especialmente en sectores sensibles como la educación, la sanidad, los servicios sociales o la administración. El objetivo es garantizar que estos espacios ofrezcan condiciones interiores saludables, seguras y adaptadas a las nuevas exigencias del bienestar colectivo.
Entre las líneas de actuación contempladas se incluyen la divulgación de los beneficios de la arquitectura saludable, su incorporación al marco normativo e institucional, el impulso de diseños interiores saludables tanto en edificios públicos como privados, y la participación conjunta en congresos, jornadas formativas y campañas de sensibilización ciudadana.
Asimismo, ambas partes han manifestado su voluntad de intercambiar experiencias y conocimiento especializado, así como de colaborar activamente en la puesta en marcha de proyectos concretos que integren indicadores y criterios de arquitectura saludable. Aunque el protocolo no implica compromisos jurídicos vinculantes, sí representa un firme compromiso institucional que se materializará a través de convenios específicos y acciones concretas.