El comercio de emisiones europeo es la opción más económica para reducir las emisiones de los sectores industriales con efectos positivos en la competitividad.


El sistema europeo de comercio de emisiones no será responsable de la pérdida de puestos de trabajo ni de una disminuición de la competitividad en Europa, manifiesta un informe de WWF/Adena. En comparación con otras herramientas para alcanzar los objetivos de Kioto, el comercio de emisiones europeo es la opción más económica para reducir las emisiones de los sectores industriales y, a su vez, puede tener efectos positivos en la competitividad.


WWF/Adena ha encargado un informe al Centro de Investigación de Economía Europea (ZEW, Alemania) para analizar los estudios científicos y modelos existentes sobre el impacto que tendrá el comercio de emisiones en el empleo y la competitividad. El análisis muestra que las advertencias catastrofistas de las consecuencias del comercio de emisiones expresadas por empresas y asociaciones industriales de algunos sectores carecen de justificación.


“WWF/Adena revela que la mayor parte de la propaganda de la industria sobre el impacto negativo del comercio de emisiones es alarmista y basada en la desinformación y en ideas equivocadas”, comenta Stephan Singer, Responsable de Política Energética y Clima de la oficina europea de WWF/Adena. “Industrias como la siderurgia, química y algunas empresas eléctricas continuan lamentándose y pintan un escenario económico catastrofista. Pero ahora sabemos que un adecuado comercio de emisiones no perjudicará la competitividad europea.”


Dadas la obligaciones legales de los países europeos bajo el Protocolo de Kioto, la inacción no es una alternativa. El estudio de ZEW muestra que el comercio de emisiones es el método de regulación con una mejor relación coste-beneficio, comparado con otras políticas de control. Si los países tuvieran que cumplir con sus compromisos de Kioto sin la flexibilidad para participar en el comercio de emisiones, esto implicaría un incremento en los costes.


En relación a las consecuencias del comercio de emisiones sobre el empleo, el informe sostiene que la pérdida total de empleo apenas será perceptible si lo comparamos con escenarios sin regulación para reducir emisiones, algo que no es una opción, como afirma WWF/Adena. Si se compara el impacto del comercio de emisiones con el de otras regulaciones para alcanzar los objetivos de Kioto, ZEW puntúa esta como la mejor alternativa.


“En un país como España, tan alejado del cumplimiento del Protocolo de Kioto , es necesario que además de las imprescindibles reducciones internas de emisiones, el gobierno haga el mejor uso del comercio de emisiones diseñando un Plan Nacional de Asignación con límites mucho más estrictos para que las empresas cumplan con su parte de responsabilidad. Un adecuado comercio de emisiones es la herramienta más económica para alcanzar reducciones importantes de CO2 en el sector industrial.” afirma Mar Asunción, Responsable del Programa de cambio climático de WWF/Adena.


Basándose en la mejor información disponible, el estudio encargado por WWF/Adena es una contribución documentada y realista al frecuente debate irracional sobre el comercio de emisiones. Tal como demuestra, en el peor caso, los impactos del comercio de emisiones en el empleo y en la competitividad serán modestos pero menores a cualquier regulación alternativa para frenar las emisiones de los sectores industriales.


Al fomentar el gran potencial de innovación, WWF/Adena considera que el comercio de emisiones europeo puede tener dos efectos positivos a relativamente bajo coste: una contribución significativa en las reducciones de CO2, si los planes de asignación son suficientemente estrictos, y un cambio estructural en algunos sectores para encaminar a Europa hacia un futuro libre de carbono.


Algunos datos


En 2005, el sistema europeo de comercio de emisiones entra en vigor. El sistema es una pieza clave para que los estados miembros de la UE cumplan con sus obligaciones legales bajo el Protocolo de Kioto. La UE se ha comprometido bajo el Protocolo de Kioto a reducir los gases de efecto invernadero en un 8% entre 2008 y 2012 (respecto a las existentes en 1990). El comercio de emisiones europeo se aplica a las emisiones de dióxido de carbono (CO2) de las instalaciones industriales de los siguientes sectores: energía (sector eléctrico y refino), siderurgia, cemento, cal, tejas y ladrillos, azulejos y baldosas, vidrio, pasta de papel, y cartón. Cubre las grandes industrias mas emisoras de CO2 dentro de la UE, unas 12.000 instalaciones y a casi la mitad del total de las emisiones de CO2 de Europa.


En estos días se decide el nuevo Plan Nacional de Asignación (PNA), que define cuantos derechos de emisión de CO2 se dan a las industrias para el período comprendido entre 2008 y 2012. Muchas industrias están presionando para que se les concedan más derechos de emisión utilizando principalmente argumentos económicos. Sin embargo, la carencia de límites más estrictos pondría en riesgo el cumplimiento los objetivos de Kioto de la UE y de los objetivos a largo plazo para la UE.


 
 
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