El cambio horario ahorra de energía y tiene impactos positivos en el transporte, las comunicaciones, la seguridad vial, las condiciones de trabajo.

En la madrugada del sábado 30 de octubre al domingo 31 deberemos retrasar una hora los relojes, a las 3.00 serán las 2.00. Esta modificación horaria se realiza en cumplimiento de la Directiva Comunitaria que rige el Cambio de Hora y que afecta a todos los países miembros de la Unión Europea.

El cambio horario tiene como finalidad reducir el consumo de energía, haciendo coincidir el comienzo de la jornada laboral con las horas de luz natural ya que, si se mantiene el horario de verano, el amanecer se produciría excesivamente tarde (aproximadamente a las 9.30), no compensándose el incremento de la luz natural en la tarde con la reducción de la luz natural en las primeras horas de actividad de la ciudadanía.

Este cambio es una medida que llevan a cabo unos 70 países en todo el mundo, siendo Japón el único país industrializado que no se ha adaptado aún a esta pauta de ahorro. La medida la adoptaron por primera vez algunos países en la primera guerra mundial con la finalidad de ahorrar combustible. Esta situación se repitió en 1973, durante la crisis del petróleo, de forma que los países industrializados pudieran hacer frente al contexto de carencia energética.

La Directiva Comunitaria que rige el Cambio de Hora está avalada por las conclusiones de un estudio sobre su alcance y efectos realizado por encargo de la Comisión Europea y presentado al Parlamento en 1999. Tras analizar exhaustivamente las repercusiones de la medida, el estudio concluye que tiene impactos positivos no sólo sobre el ahorro de energía sino sobre sectores como el transporte, las comunicaciones, la seguridad vial, las condiciones de trabajo y los modos de vida, la salud, el turismo o el ocio. Asimismo, el cambio de horario afecta según los expertos al reloj biológico, pudiendo provocar trastornos en el sueño especialmente en niños y ancianos. No obstante, es algo temporal que se suele superar en 2 ó 3 días.

Ahorrar energía con pequeños gestos

Reducir el consumo energético no sólo depende de acuerdos internacionales como el cambio de hora. Los propios ciudadanos, con pequeñas pautas diarias, pueden lograr los mejores porcentajes de ahorro de energía. Cada día consumimos energía en casi cada acto que realizamos, y en muchos de ellos, la derrochamos sin apreciarlo: cuando vamos al trabajo solos en nuestro coche, cuando el aire acondicionado de nuestro salón o nuestra oficina tiene una temperatura inadecuada, cuando dejamos el ordenador todo el día encendido, cuando todos o casi todos los aparatos de nuestra casa permanecen con el piloto rojo encendido?

Los aparatos que dejamos en standby, o en modo de espera, como ordenadores, televisores y aparatos de música, gastan cerca del 6% de la energía eléctrica que se consume en casa. El pequeño piloto que se mantiene encendido cuando apagamos con el mando a distancia en lugar de con el interruptor, es comparable a tener encendidas 36 bombillas incandescentes de 60 vatios durante un mes. Si apagáramos esta pequeña luz, ahorraríamos más de 40 euros anuales. Una buena solución es conectar los aparatos a bases de conexión múltiple con interruptor, la cual nos permite desenchufarlos completamente de una vez, consiguiendo un importante ahorro de energía.

Por otra parte, la iluminación supone alrededor del 18 % del consumo eléctrico de un hogar. Con una actuación tan sencilla como cambiar una bombilla incandescente por otra de bajo consumo, conseguimos un gran ahorro porque utiliza hasta un 80% menos de energía para producir la misma cantidad de luz. Además, dura 8 veces más, con lo que ahorraremos hasta 75 euros en su vida útil y reduciremos las emisiones contaminantes.

En lo que respecta a la climatización de nuestros hogares, al adquirir un nuevo aparato de aire acondicionado hay que tener en cuenta que algunos consumen hasta un 60% más, ofreciendo el mismo nivel de prestaciones. Para elegir el más adecuado a nuestras necesidades, debemos fijarnos en la etiqueta de eficiencia energética: la letra A, de color verde, indica el mayor grado de eficiencia energética. Cuando pongamos el aire acondicionado debemos pensar que por cada grado de menos o de más sobre la temperatura correcta (26º en verano y 21º en invierno), aumentamos el consumo aproximadamente hasta un 8%. Instalar ventanas que garanticen el aislamiento y cerrar persianas permite reducir el enfriamiento de nuestra vivienda en los meses de invierno.

Y en la cocina, si utilizamos una vitrocerámica de inducción ahorraremos seis veces más electricidad. En la cuarta parte de los hogares andaluces se dispone de lavavajillas que se emplea casi a diario. El 90% de la energía se consume al calentar el agua, por lo que lavando a menor temperatura se ahorra energía. Lo mismo ocurre con el lavavajillas, para ahorrar, hay que seleccionar programas de baja temperatura. Un programa a 90 grados gasta cuatro veces más que a 40 grados.

 
 
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