Un diseño valenciano gana el III Concurso “La Ciudad posible” de la Cátedra Blanca de Cemex.

La Fundación CEMEX España y la Universidad Politécnica de Valencia han entregado los premios del III concurso ‘La Ciudad Posible de la Cátedra Blanca de CEMEX’ y han inaugurado la exposición ‘La Ciudad Posible’, un conjunto de 24 miniaturas en hormigón blanco que estudiantes de las universidades politécnicas de Valencia, Barcelona, Sevilla y Madrid han diseñado y construido para un concurso de la Cátedra Blanca. Todos los edificios presentados forman una ciudad a pequeña escala, que recorrerá los campus de arquitectura de las cuatro escuelas que han participado en el proyecto.

El primer premio de esta tercera edición del premio La Ciudad Posible ha reconocido a los alumnos valencianos Federico Rubio, Elena Gómez, Celia Aguza y José Balmón Peralta, que han realizado un proyecto “preciso, con una adecuada valoración del espacio configurado, mediante mecanismos constructivos, que proceden de la propia herramienta proyectual y la utilización de la luz para potenciar la ingravidez del objeto”, ha afirmado el jurado. El valor de este galardón es de 3.000 euros.

El segundo premio, dotado con 1.500, euros ha recaído sobre los alumnos italianos que estudian en la Universidad Politécnica de Barcelona, Luca Bosco y Fabio Zampese. El trabajo que han desarrollado “plantea una interesante configuración en planta, que permite resolver una adecuada iluminación y ventilación de los espacio residenciales” ha señalado el jurado.

Los jueces también han reconocido con tres accésit a Victor Alcalde Muñoz, y Alan Segulin y Christian Verh (ambos italianos), de las cátedras de Madrid y Barcelona.

El tribunal lo han constituido Juan Otegui y Enrique Walker, arquitectos de prestigio internacional, que cuentan con un currículum plagado de éxitos. Además, también han formado parte de este jurado dos miembros de la compañía CEMEX, Fernando Cuesta y María García.

El hormigón blanco está adquiriendo un desarrollo progresivo en la arquitectura contemporánea y, en los últimos años, se ha convertido en un material emergente en la construcción de edificios públicos y privados, cuyo uso representa un elemento diferenciador en las obras. El hormigón blanco garantiza elegancia y belleza, luminosidad y estética, y resistencia a las abrasiones -sin restar funcionalidad-, valores incuestionables en arquitectura.

 

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