La ordenanza de Ecoeficiencia Energética del Ayuntamiento de Zaragoza reducirá un 40% el gasto de energía en las casas de nueva construcción y un 30% en las rehabilitadas.

La Ordenanza de Ecoeficiencia Energética del Ayuntamiento de Zaragoza pretende regular la edificación con criterios bioclimáticos, fomentar el uso racional de la energía e incorporar las energías renovables de manera que se produzcan ahorros de hasta un 40% en las viviendas de nueva construcción y del 30% en la rehabilitada.

La nueva normativa, que respeta el Plan General de Ordenación Urbana, se apoya y complementa al Código Técnico de la Edificación, aprobado en marzo de 2006. Además, la ordenanza servirá para cumplir los requisitos expresados en la Estrategia para la Mitigación del Cambio Climático del Ayuntamiento de Zaragoza (ECAZ), que plantea reducir en un 30% las emisiones de CO2 en 2015, y otros objetivos como los expresados en el territorio de la Comunidad Autónoma de Aragón por el Plan Energético de Aragón 2005-2012.

Además de modernizar el marco normativo de la edificación en Zaragoza, el articulado de la ordenanza debe hacer frente al aumento del 9% del consumo de energía en el sector residencial que se ha contabilizado en el último inventario de emisiones que data de 2005 y que refleja el comportamiento de la ciudad desde 1996.

No encarecerá la vivienda

La nueva ordenanza será de obligado cumplimiento para los constructores y promotores, para los directores facultativos de las obras y para las Administraciones Públicas que promuevan edificaciones de nueva planta o reformas. Mientras que los propietarios y titulares de estas viviendas tendrán la obligación de mantener las nuevas instalaciones. No obstante, la aplicación de esta nueva regulación no tendrá repercusión en el precio final de la vivienda, ya que muchas cuestiones se centran sobre todo en aspectos de diseño y orientación del edificio, como especifican los propósitos de la ordenanza. En este sentido figura la necesidad de mejorar el sistema energético de nuestra ciudad a través de medidas de diseño, ahorro, eficiencia, y utilización de energías renovables, manteniendo las condiciones de confort, la calidad del aire y en definitiva, la calidad de vida de los ciudadanos.

Así, la nueva ordenanza persigue reducir a límites sostenibles las necesidades energéticas para los servicios de calefacción, climatización, producción de agua caliente sanitaria y agua caliente para piscinas, que ya no podrán calentarse con métodos alimentados por derivados del petróleo. Paralelamente se quiere conseguir una reducción de la dependencia de los combustibles fósiles y un aumento de la implantación de las energías renovables.

Esta intención deberá reflejarse ya en las trámitaciones urbanísticas de los proyectos, de manera que los planes parciales y especialmente los de reforma interior incluyan un anejo sobre medidas para favorecer el ahorro y la eficiencia energética.

Orientación de las viviendas

La norma incluye además una serie de medidas para favorecer los objetivos finales y que tienen que ver con la concepción de las edificaciones. Así, se recomienda que al menos el 25% de la superficie de las fachadas exteriores de los edificios que incluyan usos residenciales y de oficinas tengan orientación sur. Asimismo, se especifica que la ubicación de los espacios de estancia diurna en los domicilios deberá dar al sur, mientras que otros equipamientos como las cocinas deberán orientarse al norte, al objeto de evitar sobrecalentamientos por aportes internos.

El articulado de la norma también alude a los tapizados vegetales de las nuevas zonas residenciales, señalando la conveniencia de que no sean céspedes no pisables, sino praderas floridas de hoja perenne o céspedes resistentes a la sequía.

También se indica que los árboles de hoja caduca protegen las fachadas de las excesivas radiaciones solares en verano y permiten el asoleo en invierno. Se destaca el buen funcionamiento de fuentes, difusores y estanques para el enfriamiento evaporativo y se detallan medidas de aprovechamiento solar pasivo y de aislamiento para favorecer la reducción de aportes energéticos desde el interior de la vivienda.

Placas solares

La ordenanza indica la obligación de colocar captadores solares en las cubiertas de los edificios de nueva construcción y en la orientación apropiada para favorecer la máxima captación solar. Estas placas deben servir para asegurar como mínimo el 70% de la demanda de agua caliente sanitaria, que debe estar a 60 grados centígrados. Sólo se eximirán de adoptar esta medida los edificios destinados a un uso distinto del residencial que tengan una demanda mínima de agua caliente sanitaria y los que tengan una superficie útil soleada que únicamente permita cubrir el 25% de la demanda mínima.

También determinará la utilización de máquinas de alto rendimiento en la producción de calor o refrigeración cuando no sea posible utilizar las renovables. No obstante, en Zaragoza ya hay muchas promotoras que a partir de superficies construidas de 2.500 m2 optan por instalar centrales de climatización, que centralizan la calefacción aunque permite tomas individualizadas para que cada vecino pueda regular su casa según sus parámetros de confort.

La Ordenanza de Ecoeficiencia Energética, además de completar la normativa estatal que obliga adoptar medidas de ahorro energético, es una consecuencia lógica del trabajo que ha desarrollado el Ayuntamiento de Zaragoza y de las adhesiones que la ciudad ha protagonizado al protocolo de Kioto o a la Carta de Aalborg que establecen compromisos para recortar las emisiones de gases de efecto invernadero.

La Agenda 21 Local ha asumido estos acuerdos y ha apoyado las acciones que nos aportan ya experiencias relevantes en este sentido. Así ocurre con las 616 viviendas bioclimáticas que se han construido en Valdespartera y las 400 que se están rehabilitando en el Picarral dentro del programa europeo Renaissance; o los modelos de VPA que se han llevado a cabo en Parque Goya I y II por parte del Gobierno aragonés o en Valdepartera.

Los resultados indican que la apuesta por una modernización en los procesos constructivos contribuirá a reducir las emisiones de CO2 en un 40% en los inmuebles de nueva construcción y de un 30% en los que se sometan a una rehabilitación integral, mejorando, por lo tanto, la calidad del aire en la ciudad. De manera colateral, la normativa debe servir para profundizar en el perfeccionamiento de las técnicas de diseño y en la aplicación de las energías renovables.

 
 
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