La OCU reclama condiciones que resulten interesantes para desarrollar el «autoconsumo con balance neto» doméstico.

La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) denuncia la desidia del Ejecutivo al regular el denominado “autoconsumo de energía con balance neto”, que permitiría a los consumidores con instalaciones fotovoltaicas o minieólicas no solo consumir su propia energía, sino también vender al sistema aquella que quedase sin usar. Actualmente, la normativa solo contempla el autoconsumo energético, es decir, la posibilidad de que el consumidor utilice la energía en el momento que se produce. Sin embargo, se da la circunstancia de que en las horas centrales del día (cuando más electricidad generan estas instalaciones fotovoltaicas) el consumo de energía en el hogar es escaso. Y toda esa energía se “pierde”.

Con la regulación del autoconsumo con balance neto el consumidor podría “vender” al sistema toda esa energía que no utiliza y, por el contrario, “comprarla” cuando al llegar a su hogar la necesitara.

Con una regulación adecuada, la rentabilidad y la eficiencia de las instalaciones fotovoltaicas y minieólicas que un usuario podría montar en su hogar serían mucho mayores: con el autoconsumo instantáneo un hogar puede cubrir el 15% de su demanda, mientras que con el balance neto el porcentaje ascendería a cotas del 60%.

A juicio de la OCU, hay que flexibilizar la producción de energía y el consumo de la misma a través del recuento de los kWh vertidos a la red, como excedente, y la recuperación de los mismos en el caso de que no exista producción eléctrica en ese momento.

Para ello, es esencial aclarar qué coste debe pagar el consumidor por la captación de la energía que recupera de la red y que fue vertida por él mismo. La definición de este apartado (costes de peaje) es clave para dilucidar la rentabilidad de estos sistemas.

Hay que armonizar la legislación española en esta materia y homologarla con la de otros países europeos. La opción del autoconsumo con balance neto reivindica la soberanía del consumidor doméstico en el sistema eléctrico y democratiza la energía, haciéndola más asequible en términos económicos.

Además, actualmente se dan las circunstancias apropiadas puesto que mientras la luz ha subido más de un 50% en los últimos cinco años, los costes de fabricación e instalación de los paneles fotovoltaicos han bajado un 60% en los últimos 3 años.

Finalmente, además de las ventajas económicas, la OCU recuerda que este sistema supone una menor “huella de carbono”; menores pérdidas de energía en el transporte al estar la fuente de generación y el punto de consumo en el mismo lugar (actualmente se pierde un 15% de energía en las redes de transporte); disminución de la dependencia energética del país; mayor competencia en un mercado oligopolístico; dinamización de la economía; ayuda al cumplimiento de los objetivos ambientales nacionales; etc.

 
 
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