Los tableros de baja emisión de formaldehído tienen mejor respuesta a la biodegradabilidad, según concluye un estudio de AIDIMA.

Cada vez son mayores las exigencias de administraciones y consumidores a favor de la utilización de materiales sostenibles y respetuosos con el medio ambiente para la fabricación de bienes de consumo. Estos bienes, una vez acabada su vida útil, deben de favorecer su tratamiento final, y una manera de hacerlo es que sus componentes originales sean biodegradables, es decir, que puedan descomponerse mediante la acción de agentes naturales. Es habitual considerar la madera y sus derivados (tableros derivados de la madera) como un material biodegradable. Sin embargo, tanto en la madera (duras y blandas) como en sus tableros derivados (contrachapados, de partículas o de densidad media), se encuentran diferencias en su composición que influyen en el valor final de este parámetro.

El Instituto Tecnológico del Mueble, Madera, Embalaje y Afines, AIDIMA, ha desarrollado una metodología específica para la determinación de la biodegradabilidad en maderas macizas y tableros derivados de la madera a través del proyecto “Investigación de la biodegradabilidad de los principales tableros derivados de la madera: contrachapados, de partículas y densidad media”, financiado por el IVACE, a través del Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER).

Debido a que la normativa sobre biodegradabilidad se encuentra prácticamente orientada al sector de los materiales plásticos, el proyecto ha permitido aplicar este método a diferentes maderas y tableros derivados de la madera en los que se ha investigado la biodegradabilidad teniendo en cuenta diferentes factores, como el tipo de madera, el tipo de cola utilizado para la fabricación de los tableros derivados de la madera, el tiempo de fabricación y la cantidad de formaldehído.

El término biodegradabilidad se puede encontrar en numerosas normas para su determinación, sobre todo en el sector de los materiales plásticos. La biodegradabilidad aeróbica final es la descomposición de un compuesto orgánico (o material) realizada por microorganismos en presencia de oxígeno, obteniendo como resultado dióxido de carbono, agua y sales minerales de cualquier otro elemento presente (mineralización) más nueva biomasa.

El proyecto puede avanzar algunas conclusiones que permitirán conocer al final del mismo qué tipo de tableros derivados de la madera presentan mejores resultados de biodegradabilidad, y qué factores influyen en el grado de la misma, para finalmente aportar a la industria mejoras que permitan acceder a niveles óptimos de la degradación de los tableros mediante descomposición natural.

De este modo, la investigación indica, sobre resultados preliminares, que las maderas duras son ligeramente menos biodegradables que las maderas blandas; que la cola de urea-formaldehído permite mejor biodegradación que la cola fenol-formaldehído; que la biodegradabilidad en tableros de baja emisión en formaldehído puede llegar a incrementarse hasta en un 17 por ciento; y que en términos generales, los tableros contrachapados suelen ser más biodegradables que los de partículas y éstos a su vez, más biodegradables que los de densidad media (DMF).

La investigación aportará una información inexistente hasta la fecha, así como propuestas de mejora en la producción de tableros y en la utilización de materias primas que aumenten su biodegradabilidad.

 
 
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