Cal Rossa, el alojamiento rural positivo de madera que genera más energía de la que consume

Cal Rossa, alojamiento rural positivo en Taús, en el Pirineo Catalán, ha constatado, tras un semestre en funcionamiento, que genera más energía de la que consume. Se trata de una construcción con una estructura de madera de tres plantas, 300 m2 y con una capacidad de hasta 23 huéspedes.

Como construcción eficiente de madera, Cal Rossa responde a las características técnicas de la casa eficiente.

Vehiculada alrededor de la rehabilitación de un pajar y una cuadra que tradicionalmente ya tenían un buen diseño bioclimático, Cal Rossa se levanta sobre paredes de cierre de  madera, concretamente de entramado ligero, forjados y escaleras de CLT, un producto fabricado por Fustes Sebastia y basado en un compuesto de láminas de madera que se encolan en varias
capas en forma de cruz.

Como construcción eficiente de madera, Cal Rossa responde a las características técnicas de la casa eficiente: orientación al sur, amplios ventanales que permiten que entre la radiación solar
y retener espectro infrarrojo, circuitos de ventilación con recuperación de calor que aprovechan el aire caliente interior y un buen aislante térmico, en este caso fibra de madera de 18 cm en la pared y 25 cm en el techo.

Aprovecha las condiciones ambientales del entorno

La cubierta, que permite integrar las placas fotovoltaicas, se levanta sobre entramado ligero. La estrategia para generar más energía de la que consume se basa en el concepto de negawatt, que se refiere a la cantidad de energía que se deja de necesitar gracias a la eficiencia energética.

Esta estrategia se fundamenta en un cuidado diseño y el dimensionamiento bioclimático del edificio, capaz de aprovechar de forma óptima, tanto en verano como en invierno, las condiciones  ambientales de su entorno.

En este sentido, el ahorro energético ligado al vector térmico respecto a un edificio convencional es cercano al 90%. El techo fotovoltaico de Cal Rossa, con 5kWp de potencia instalada, ha demostrado en los seis meses de funcionamiento que genera más energía que la que consume la casa.

Se estima que esta tendencia se mantendrá anualmente ya que tras el invierno se dispone de más horas de radiación solar.

Esta energía excedente del edificio se destinará a varios usos, como por ejemplo la carga de bicicletas o de vehículos eléctricos.

 
 
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