Expertos aseguran que la colaboración público-privada es la mejor solución para acelerar el despliegue y desarrollo de tecnologías bajas en carbono.

Un enorme esfuerzo inversor. Capacidad de financiación pública limitada. Sector altamente regulado. Innovación no ligada a diferenciar el producto. Estas son algunas de las características del sector energético que se analizan en la nueva publicación de Fundación Entorno-BCSD España ‘I+D+i y cambio climático. La aportación de la empresa española’.

Las prioridades tecnológicas marcadas por la Agencia Internacional de la Energía para estabilizar los gases de efecto invernadero requieren un gran esfuerzo inversor en I+D+i y nos encontramos en un momento en que la capacidad de financiación pública es limitada. Ante este panorama, Fundación Entorno y 16 compañías españolas -Acciona, Cemex, Endesa, Grupo ENCE, Elcogas, Financiera y Minera (FYM), Gamesa, Grupo Guascor, Holcim, IBM, Indra, Metro de Madrid, Norvento, Roca, OHL y Solvay- analizan en esta publicación cómo aprovechar la capacidad tecnología de la empresa española y qué políticas públicas pueden incentivar la inversión privada.

Asimismo, el informe, que cuenta con el apoyo del Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino, propone medidas concretas para alcanzar este marco favorable a la inversión, y pone de manifiesto el potencial tecnológico de nuestro país y las barreras para avanzar hacia una economía baja en carbono en cinco sectores clave: energía, transporte, edificación, industria y TICs.

“En esta nueva era energética, bautizada por muchos como la Tercera Revolución Industrial, los países que primero adopten las decisiones correctas para disminuir la dependencia de los combustibles fósiles y frenar la alteración del clima serán quienes marquen el ritmo del desarrollo económico de lo que queda de siglo”, ha señalado la Directora Gerente de Fundación Entorno-BCSD España, Cristina García-Orcoyen, durante la presentación del informe.

Necesidad de impulsar la colaboración público-privada

Los 27 expertos que colaboran en el informe -procedentes de diferentes disciplinas tecnológicas y organizaciones- coinciden en la necesidad de impulsar la colaboración público-privada debido, principalmente, a la complejidad de las tecnologías, la intensidad de capital y el alto nivel de riesgo de las inversiones.

En el marco internacional, la colaboración público-privada se hace aún más imprescindible en las etapas pre-competitivas de la tecnología para ampliar el espectro de testeo, compartir conocimientos y aumentar el volumen de mercado.

En cuanto a los instrumentos para fomentar la demanda de tecnología baja en carbono, casi un 60 por ciento de los expertos otorgan la máxima calificación a las primas establecidas a nivel nacional, destacando también las políticas de compra y contratación pública. Sin embargo, los mercados de carbono, a pesar de su alto potencial, no han sido considerados efectivos por el bajo precio del CO2, según desvela el informe.

El documento también insiste en la necesidad de establecer un marco regulatorio estable y predecible que facilite el acceso a la financiación e incentive la inversión privada. Además de políticas de creación de empleo y capacitación para contar con fuerza laboral que responda a la demanda tecnológica futura.

“España ya ha puesto en marcha, y con éxito, algunas de las medidas que propone el informe. De hecho nuestro país ha sido el gran laboratorio legislativo para el despliegue de renovables, consiguiendo que algunas empresas españolas estén actualmente liderando el despliegue comercial de tecnologías clave para el futuro energético”, ha apuntado Cristina García-Orcoyen. Precisamente, la publicación recoge más de 120 proyectos punteros desarrollados por empresas nacionales en materia de innovación tecnológica que ponen de manifiesto la capacidad de España para liderar la transición hacia una economía baja en carbono.

Entre estos casos de éxito destacan aerogeneradores que reducen al máximo el coste de generación de energía, materiales y soluciones capaces de disminuir la demanda energética de los edificios, la creación de ciudades y redes inteligentes y los sistemas de control del consumo energético de cualquier equipamiento.

Acceda al informe completo pulsando aquí

 
 
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