El tejido cerámico Flexbrick se ha instalado en una cubierta ajardinada evitando el sobrecalentamiento.

La innovación del sistema constructivo Flexbrick y sus ventajas han convertido el tejido cerámico en una opción perfecta para ser aplicado en zonas ajardinadas. En este caso, la empresa Giscosa, empresa dedicada a la comercialización de productos de impermeabilización y aislamiento, y la empresa Vivers Ter, empresa dedicada a las cubiertas vegetales, han desarrollado un proyecto conjunto en el que han transformado la cubierta corriente y sobria de la sede de Giscosa en una insólita cubierta ajardinada.

En este proyecto, Àlex Puig de Vivers Ter, ha transformado la cubierta de Giscosa en un “espacio social más fresco” dónde poder “disfrutar del tiempo libre”. Inicialmente la cubierta no tenía ni plantas ni ladrillos, por lo que en verano podía alcanzar una temperatura de hasta 70ºC. Se trata de la primera cubierta ajardinada realizada con Flexbrick en el que, según explica Àlex, “se ha combinado el tejido cerámico con vegetación para combatir las altas temperaturas, pasando de los 70ºC a los 32ºC en la época de verano”.

En este caso, la polivalencia de Flexbrick ha ofrecido grandes ventajas, tales como menos peso, menos grosor, durabilidad y adaptabilidad a las irregularidades del suelo. Así mismo, ha permitido personalizar el proyecto mediante el diseño de diferentes estampados creando un mosaico de tejidos y piezas. Àlex Puig

También contribuye a su sostenibilidad la innovación que supone Flexbrick al estar compuesto de tan sólo dos materiales trenzados en seco (malla de acero y cerámica), lo que permite separarlos fácilmente para ser reciclados.

Para una cubierta ajardinada resulta esencial una de las ventajas de Flexbrick: al tratarse de un tejido que se comporta como una alfombra depositada, facilita la reparación y recolocación de todos los elementos de la cubierta, desde la impermeabilización hasta el acabado.

 
 
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