Priorizar la eficiencia energética es una de las posibles alternativas para reducir los altos índices de dependencia energética.

De todas las acciones aplicables, según un informe de la consultora Mckinsey, el aislamiento sobresale como la medida con menor coste ambiental y mayor rentabilidad económica.

Existe un compromiso político para reducir las emisiones de CO2 y contribuir a hacer un entorno más habitable para las generaciones futuras. Con la firma del protocolo de Kyoto y las sucesivas iniciativas como el Compromiso de Balí, se han sentado las bases políticas para afrontar la incertidumbre energética y medioambiental de forma coordinada a nivel mundial. España es uno de los países de Europa con el índice de dependencia energética más alto, hecho que ha acaecido consecuencias negativas en el desarrollo de su economía y la evolución de la inflación durante el pasado año 2007.

La aparición de políticas públicas centradas en promover la Eficiencia Energética ha dado como resultado una mejora de la competitividad y productividad en aquellos países donde han sido aplicadas. Su misión consiste en racionalizar el consumo de energía, con lo que se llega a reducir la intensidad energética y sirve como moderación de los precios de la energía.

“Las acciones gubernamentales que buscan la contención de costes energéticos se deben inspirar en el establecimiento de normas y estándares que persigan eficiencia energética y el aislamiento en construcción es la medida más eficaz” explica Juan Cirujeda, Presidente de la Asociación de Poliuretano Rígido.

La prestigiosa firma de consultoría McKinsey ha elaborado un estudio donde demuestra que en los próximos 25 años, el aislamiento en edificios permitirá reducir una cuarta parte de las emisiones mundiales de CO2.

En términos de coste por tonelada de CO2 producida, el aislamiento en construcción es la medida con menor impacto económico frente otras acciones como la mejora de los sistemas de alumbrado- climatización-acs, el impulso de combustibles eficientes, el desarrollo de energías renovables y la reforestación.

En resumen, “aislar adecuadamente en edificios de nueva construcción, inmuebles existentes e instalaciones industriales es la mejor medida para fomentar la eficiencia energética y se ha convertido en un elemento clave para reactivar la economía del país. Por ejemplo, la utilización de la espuma de poliuretano no sólo sirve para reducir la demanda de energía y combatir el cambio climático sino que ofrece una oportunidad para dinamizar el sector de la construcción y la generación de empleo” concluye Juan Cirujeda.

La espuma de poliuretano es uno de los productos aislantes más empleados en la construcción Las razones principales se deben a su versatilidad y prestaciones, destacando entre los aislantes térmicos por su elevada capacidad aislante y durabilidad en el tiempo. La espuma de poliuretano puede aplicarse en proyección “in situ”, planchas conformadas y paneles sándwich prefabricados.

 
 
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